domingo, 26 de agosto de 2012

Profundo


Siempre fue muy excéntrico, incluso ahora que la muerte se aproxima, nunca creyó en la reencarnación, como el resto del pueblo y para provocarles más eligió un funeral vikingo. Siempre oró por una muerte lenta y dolorosa, para disfrutar el último respiro de su cuerpo.  Ahí estaba en la vieja choza bajo la tormenta, agonizando perniabierto sobre la vieja cama. Con sus ojos rasgados casi cerrados, me preguntó:

-¿qué habrá en las profundidades del mar?

-Estrellas.
Alejandra Rizo