viernes, 26 de diciembre de 2014

Los defectos del amor

Era un imbécil, testarudo y megalómano. Detestaba las bromas, los chistes. Se tomó muy en serio el papel de crecer. Aunque solía olvidar su edad, en esos momentos extraños donde el alcohol invadía sus venas, lo olvidaba todo. Me olvidó fácilmente, como quien tira un centavo a la calle. Sí, a veces crecía demás y quería atarme a su seriedad, pero luego sus ojos me pedían a gritos soportar una adicción vulgar y corriente.

Fumador rehabilitado, trotamundos atado a la pata de la cama. Se le olvidaron los sueños del pueblito aquél, del ranchito lejano. Fue un diente de león que se hizo mil pedazos cuando el viento sopló.

Alejandra Rizo.
fotografía: http://blogsdelagente.com/blogfiles/obscurabuenosaires/linearoca.jpg

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