domingo, 24 de abril de 2016

Sunset

¿Por qué  nos encontramos ahora cuando nuestros brazos abiertos se ausentan con el sol? Nos encontramos para olvidarnos como quien olvida el primer pensamiento de la mañana. Como quien pasa por  las calles sin mirar los detalles...
Nos llenamos de recuerdos para olvidar lo que fue, lo que pasó en una vida con angustias. Dicen que siempre se olvida con el paso del tiempo. Pero el tiempo sólo trae polvo para enterrar los viejos anhelos, para lacerar las vidas que se cortan, las que nacen.
Estamos para no estar. Tus ojos me miraron porque no me verán nunca más. Mis manos te tocaron para no volver a hacerlo. Esa es la nostalgia. Ese es el amor profundo. El que se va, que nunca regresa, que se ahoga en desolación.
Nos miramos para que una noche veamos otros ojos y recordemos los nuestros. Para que con las sonrisas ajenas apretaramos los instantes felices y nos forzaramos a desenterrar el pasado.
El pasado muere junto con nosotros que sólo arrastramos memorias...
Ojalá cada atardecer fuera el mismo con sus manchas multicolores por el cielo, con las flamas que consumen el día para dejar a los astros que nos miren con esa luz que ha viajado por los cielos y que en algún punto se extinguirá. Pero yo me pregunto ¿Te llegará mi luz? Porque me enciendo cada noche enunciando tu nombre, desgasto mi aliento con las flamas que te nombran y tú no respondes. No veo tu luz ni cuando me paro entre las sombras, no puedo oír tu nombre en ninguno de los ecos del silencio.
¿Será mi destino encontrar otros ojos que me miren sonrientes cuando me alejo? Qué es la soledad sino la recapitulación de las ilusiones muertas. Todo muere y se va, se entierra, se pasa bajo nuestros pies hasta llegar al cielo donde las nubes lloran y nos inundan los días, recordándonos que también partiremos hacia la incertidumbre del olvido.

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