Carta
infinita
Probablemente ya no tengamos
mucho de qué hablar, ni nada qué decirnos; mas para mí ha sido necesario
ponerme al día sobre lo que ha pasado con mi vida. Sé más de ti ahora que te
has marchado que cuando vivías a mi lado. De cierto modo con la distancia
también se puede conocer a las personas.
¿Qué puedo decirte? Tengo
años sin enviarte mis bendiciones. He tenido tiempo de pensar las cosas y te
seré muy sincera, estuve muy enojada contigo, créeme no ha sido fácil. Ya es momento
de que me deje de niñerías y te diré las cosas como son: te equivocaste sobre
mí. Te daría mil explicaciones sobre lo difícil que fue aceptarme cómo soy,
pero solamente sonreirías y me dirías que has aprendido algo nuevo.
No soy cómo te hubiera gustado,
no vivo como lo tenías pensado para mí, pero cada uno de mis logros, mis
acciones e ideas te habrían provocado tremendo gusto. Soy la misma persona de
hace años, la misma que conociste, soy rebelde, preguntona, inoportuna y me
encanta ser así. Me considero bella cuando nunca lo sentí. Me veía tan rara,
tan extraña a todos, el cabello despeinado y me dolía que me lo criticaras. Amo
estar despeinada tanto que volví a dejar mi cabello largo. Me gusta ser tan
poco convencional, tatué mi piel y sé que no te hubiera gustado, quiero que
sepas me haré más. Es mejor no te molestes, no cambiaré, tómalo con gracia.
Habría sido extraño mirarme así.
En aquella época en que te
fuiste comencé un diario, escribía cuentos, poesías y el día a día, ha crecido
bastante. Estaba muy enojada, con muchas personas, con situaciones. Escribía.
Siempre me rescata escribir. Durante ese tiempo juraría que enloquecí. Te
escuchaba por las noches. Se oían tus pasos cansados por los pasillos de la
casa y cerca de mi puerta sonaba tu respiración. Estaba segura que eras tú, tu
andar cansado, tus movimientos cortos y tus pulmones enfermos. Extraño esa
locura que me permitía sentirte cerca. Me cambié de casa y acá no estabas.
Cambié de escuela y fui del montón. Volví a cambiar, estaba en la universidad,
hice amigos para toda la vida. Terminé una carrera y ejerzo. Hay una palabra
que me taladra la cabeza: éxito. No sé qué sea y entre más cerca me siento más
se aleja, a veces pienso que es un proceso y me contradigo de vez en cuando
asumiendo que es un concepto vacío. Me frustra. Los sueños a veces son sueños
y, otras, un camino bastante pesado.
Empieza a llover, estos días
son los que me han hecho pensar en ti. Fue una mañana lluviosa, me mojé toda,
tan solo me paré y miré cómo las gotas chocaban con el asfalto. Yo tenía miedo
de la lluvia ¿recuerdas? Me dijiste que cuando caían parecían soldados
marchando. Entre la ventisca y el frío, por un instante pude ver tu sonrisa
dibujada en la lluvia. Cada que el cielo se pone gris, una paz absoluta me
reconforta. Me parezco a ti.
Nunca te veré, pero quiero
pensar que esta carta llegara y tendremos la oportunidad de ponernos al día.
Tu flaca.
Eres la mejor.
ResponderEliminarTe pido un enorme favor: nunca, jamás dejes de escribir