Había pensado en abrir mi cuaderno, en el que siempre escribo y transcribir algo aquí. Pero con los pendientes del trabajo y la procrastinación que se me ha hecho vicio, estoy aquí, con la cabeza a mil por hora y una terrible preocupación de no despertar a tiempo para ir a trabajar.
Volvamos al cuaderno ese que llenaba religiosamente todos los domingos o días que me daba la gana escribir algo. Los cuentos esos raros de crímenes y prostitutas que un día se fueron extinguiendo y sólo aparecían pequeños párrafos o poesías. No se malentienda, la poesía me agrada, pero escribir sólo poemas no es algo que yo solía hacer.
Pensaba hoy subir alguna cosa que nunca publiqué por miedo a que me lo robaran y, pues, es evidente que no lo hice por prepararme el lunch de mañana.
Y bueno, aquí estoy casi a media noche pensando que me debo levantar a las cinco de la mañana y que no escribí nada a excepción de mi frustración.
Ahí me comparten sus frustraciones en los comentarios.
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